En realidad no vivimos con frecuencia en silencio, como podemos comprobar en un centro comercial a menudo ponen música y en el trabajo también, quizás cuando uno estudia también se pone la música; pero si nos desplazamos a dar un paseo por el bosque, entonces podemos percibir el silencio, nos damos cuenta de la gran quietud que reina en el lugar.
Cuando estamos junto al Señor, ¿percibimos ese silencio?; estar en silencio ante Dios es muy importante.
Hemos de entender que somos insignificantes ante la grandeza del gran Creador de todas las cosas, que somos algo minúsculos entre los millones de gentes y él el eterno y todopoderoso.
Estar en silencio ante el Señor, es percibir que nos quiere decir algo; El Señor habló no a Elías en un poderoso viento ni en un terremoto, sino en un susurro apacible y delicado.
Por más que nos anticipemos al alba, le busquemos temprano, nos quedamos fijos y sólo puedes guardar silencio y gemir acalladamente por aquello que roba nuestra paz.
Queremos sentir el calor de su abrazo, escuchar la dulzura de sus palabras, el silbo apacible de su presencia, ser saciados de agua y pan celestial y sólo encontramos silencio, vacío, hambre y sed.
Esto resulta un poco contradictorio si pensamos que El ha dicho "me encontrarás al buscarme, si me buscas de todo corazón, ... venid a mí los que estáis cansados y cargados y Yo os haré descansar, ... al que viene a mi yo no le hecho fuera..., pedid y se os dará, buscad y hallareis...".
Es entonces cuando encontramos una intersección en nuestro camino y donde decidimos si olvidamos la palabra que Dios ha puesto en nuestro corazón y nos dejamos llevar por las circunstancias; o nos llenamos de coraje y decidimos creer a Dios y obedecerle por encima de las circunstancias, por convicción y seguir nuestro caminar como viendo al invisible, es cuando nos decidimos obedecerle a pesar de, "así Jehová me matare en El esperaré" como lo expresa Job 13:15, y aunque no le sienta ante El me presentaré, por disciplina, por persistencia.
Me pregunto, por qué tanto silencio de Dios cuando más necesitamos escuchar su dulce voz, por qué el frío en su presencia cuando más necesitamos sentir el calor de su abrazo, ... qué desea Dios de nosotros cuando sólo podemos expresar gemidos acallados y no tenemos fuerza para levantarnos.
En eso recordamos que "bástate mi gracia que mi poder se perfecciona en tu debilidad", que Dios quiere ver lo que hay en nuestro corazón, que nos acordemos del camino que hemos tenido que atravesar para heredar nuestra tierra prometida, para que una vez que entremos en posesión de ella no nos olvidemos de El y de que somos polvo,
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