8 abr 2008

Historia Himno: "Mas cerca oh Dios de tí"

Autor: Sarah Flower de Adams 1805 - 1848 Si hay un hombre que se destaca en el Antiguo Testamento, y no particularmente por sus virtudes es Jacob, es fácil apuntarlo con el dedo, pero cuanto nos parecemos a él, yo me identifico fácilmente con este hombre, que buscaba siempre la manera de solucionar los líos en que se metía y cuando probaba mil una manera y no resultaba, entonces se acordaba de Dios, que le había dicho no te dejaré ni te desampararé. Huyendo de la casa de su Padre, a causa del engaño, aprendió que Dios le había seguido y en Betel, vio la escalera divina que conducía a su misma presencia.

Sin duda que esto inspiró a Sara Flower en el año 1840 a escribir este maravilloso himno de aquel varón que soñó sobre la piedra que usó como almohada, que estuvo sobre un campamento de ángeles y que finalmente luchó con el mismo Dios. La vida de la hermana Sara Flower no había de ser larga, sino que padeciendo de tuberculosis, falleció a la edad de 43 años. Era inglesa de nacimiento y pertenecía a la iglesia Bautista. Este himno ha sido traducido a una multitud de idiomas, en el año 1910 en la convención de escuelas dominicales llevada a efecto en Washington D.C. se cantó en 23 lenguas distintas. Se dice que el presidente norteamericano Mc Kinley murió con este cántico en sus labios, y se dice que mientras naufragaba el Titanic, muchos cantaban este himno acompañados de una banda del barco. Fuere o no cierto, no es difícil imaginarse el efecto de este himno en miles de almas y de hombres que se han sentido bajo fuertes circunstancias, hoy sigue teniendo un lugar de privilegio, ¿Quién no se ha conmovido con este himno? ¿a quien no ha renovado Dios las fuerzas mientras cantaba sus estrofas?, sería largo, demasiado extenso de contar las maravillas que Dios ha hecho, por medio de estas letras…

¿Cómo transmitir la fe a nuestros hijos?

Este es un hermoso tema que muchas veces ha sido el centro de nuestras conversaciones, el eje de estudios bíblicos, reuniones para matrimonios y el contenido de variados libros, pero a pesar de esto, no hay una fórmula, ni estrategia a seguir, que al aplicarlas nos garanticen el éxito de esta tarea: "hacer de nuestros hijos verdaderos hombres y mujeres de fe", ante esta situación, tenemos un compromiso: "Dios ha pensado en los padres y nos ha dejado mandamientos, armas y guías, para cumplir esta difícil misión.

Desde la antigüedad, Dios le enseñaba a Israel la importancia de la transmisión de padres a hijos, dice: “y éstas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón, y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en casa y andando por el camino y al acostarte y cuando te levantes", los israelitas debían contar a sus hijos lo que Dios había hecho por ellos para sacarlos de la esclavitud de Egipto y como los había introducido en la tierra que les había prometido a sus padres.. Por lo tanto, la transmisión a las generaciones venideras, es más que una costumbre cultural, es un mandato de Dios.

Nuestros hijos esperan y necesitan que les contemos que hoy Dios sigue liberando, que sus vidas tienen rumbo y que esa salvación tiene nombre: Jesús, es importante aclarar que no podemos transmitir lo que no hemos vivido primero en nuestras vidas..

Algunas veces, vemos padres que quieren ver a sus hijos en los caminos de Dios, porque les parecen bueno y aún más, sostienen que es lo mejor, pero ellos están allí, como una visita dominical a nuestras iglesias, sin decidirse por Cristo y aportando por su obra.

La salvación se recibe por un "acto de fe", es el momento que nos decidimos por Jesús, si bien, estos son los conceptos indispensables que nuestros hijos deben saber, la salvación no se hereda, podemos contarle nuestra propia experiencia de fe y de vida cristiana, pero apropiarse de la salvación que es en Cristo será una decisión personal e individual.

Muchas veces nos preguntamos cuándo es el momento para iniciar a nuestros hijos en esta fe. Prov. 22:6 dice: "instruye al niño en su camino y aún cuando fuere viejo nos se apartará de él".

Por lo tanto podemos ver claramente, que para Dios la instrucción se debe dar desde pequeño y más aún, algunos piensan que debe ser desde el vientre materno, cuando leemos la Biblia, cantamos y alabamos a Dios, la fe a nuestros hijos no se transmite solamente cuando hablamos de temas espirituales, la fe se respira en el ambiente familiar, en el trato diario, en la forma de encarar las dificultades y aún la manera de gozarnos en los triunfos

Cada hijo es particular y diferente. Dios tiene preparado para cada uno de ellos un camino especial, por lo tanto no podemos tratarlos como si fueran moldes iguales, a los que se debe llenar de instrucción para que luego salgan idénticos. Por el contrario cada uno tiene una forma distinta.

La transmisión de esa fe, debe ser de una calidad tal, que cuando ellos lleguen a mayores, tengan todos los recursos y toda la base firme para resistir las asechanzas del enemigo y elegir EL CAMINO de verdadero valor. Así se lo recuerda Pablo a Timoteo donde le recalca la importancia de persistir en aquello que había aprendido en la niñez, ya que esto lo iba a hacer sabio para la salvación y enteramente preparado para toda buena obra

Pero aún así, hay riesgos. Nuestras imperfecciones, nuestros errores, tal vez involuntarios, las tormentas de la vida, producen brechas en la vida de nuestros hijos, por donde Satanás puede introducirse para destruir.
Juan Andrés.

El cristiano y la ética moral

Decimos que los principios morales rigen el comportamiento de las personas. Estos demuestran si sus acciones o caracteres tienen un comportamiento humano, respetuoso, bondadoso, enemigo de la maldad. Estas actitudes nacen en el espíritu del hombre, no en lo material o en lo jurídico. Es así como la moral es un conjunto de valores espirituales, únicos y capaces de hacernos saber si las normas de conducta humana son buenas y aceptables y si no lo son.

Pero la mejor forma de saber que es moral, es conocer a Jesucristo, el es hombre perfecto, por tanto si imitamos a Jesús, estamos imitando su moralidad.

Ser un buen cristiano, es ser un hombre apegado a los valores morales y la vida junto a Cristo entrega los valores morales que se necesitan para serlo. En efecto solo gracias a El, se puede encontrarle sentido a la vida recta que exige los principios de la moralidad.

Creo que se equivocan, los que aseguran que la moral es un conjunto de normas que se cumplen como mandatos, como si fueran puntos de unas ciertas reglas que debe cumplirse porque los ha establecido la razón de los hombres. Sin embargo creo que están en lo cierto los que aseguran que la moral es la esencia, lo característico, y lo más importante de todo lo que no enseño Jesucristo como modo de vida temporal y en preparación para la vida eterna.

Es por tanto el seguimiento de Jesucristo, la adhesión incondicional a El, vivir como El nos enseñó y compartir todos nuestro hermanos el modo de vida que el nos instruyó, la esencia de lo que debe entenderse por valores morales.

[Jn 14, 6] Jesús contestó: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí. Estas palabra de Jesucristo ratifican lo expuesto, en definitiva, la vida en Cristo, es la vida en la moral de todo cristiano.

Al reconocer que somos hijos de Dios, aceptamos que todo lo que recibimos viene de El, por tanto las leyes morales, son propias del hombre por que las recibimos constantemente de Dios en nuestros corazones, el nos transmite su natural inclinación a ser bondadoso y a buscar el bien, que es la forma de vida verdadera para llegar a la vida eterna.

Durante años el hombre vagó por el mundo sin cumplir las leyes santas de Dios, entonces El, como Padre Bueno, nos envió a su único Hijo para iluminarnos y liberarnos de la maldad y enseñarnos como debe ser el modo de vida del hombre para llegar a tener la gracia y la oportunidad de la vida eterna. Entonces Jesús, nos enseño el cuidado que debemos de tener con los fariseos, posturas que hasta hoy se siguen repitiendo. En todo caso Jesús nos enseño que las leyes de Dios, no solo se deben proclamar, además se deben cumplir, y que son hipócritas los que las proclaman, pero no hacen de ella su modo de vida.

Es así, como el hombre de valores morales, es capaz de cumplir las leyes de Dios, de oír y de seguir su voz, por tanto de entender sin confusión todo aquello que hizo Jesucristo, y su dolor al redimir al hombre y liberarnos de la maldad.

El seguir a Cristo, no es privilegio de unos pocos, es un llamado para todos los hombres del universo, por tanto el cumplimiento de los valores morales es de toda la humanidad, porque todos somos llamados a vivir santamente, todos estamos invitados a recorrer el camino que nos lleva a la casa del Padre.

Las características propias que distinguen al hombre bueno, lo que le hace libre de la maldad, lo que le hacer ser un hombre digno del amor de Dios y merecedor de todas su gracia, es hacer una vida asemejada a la de Cristo.

Nuestro modo de vida en Cristo, es de cuerpo y alma, no se puede separar, por tanto nos corresponde hacer de nuestro cuerpo un valor moral, un valor que no se puede transar, ni menospreciar, y que debe ser digno hogar de Dios, porque el lugar favorito para habitar de El, es el corazón de los hombres.

23 ene 2008

Cuando allá se pase lista (Himno)

Un día Jaime M. Black, de Williamsport, Pennsylvania impulsivamente cortó camino a través de un sendero angosto para ganar tiempo en su caminata hacia el correo. Mientras caminaba presuroso, pasó junto a una joven que estaba barriendo la entrada de una casa casi en ruinas. Estaba pobremente vestida y en su rostro, aunque joven, ya se veían rastros de preocupación y abandono. Black le preguntó a la niña, cuyo nombre era Bessie, si ella concurría a la escuela dominical. "No, señor," respondió. "Me gustaría ir pero no tengo nada apropiado para ponerme. ¡Cuánto me gustarí­a ir!" Black, su esposa y amigos le compraron a la niña ropa para la iglesia Ella comenzó a asistir fielmente, tanto a la escuela dominical como a la reunión de jóvenes.

Cada vez que pasaban lista, ella estaba allí­. Un día, cuando Black pasaba lista, Bessie no contestó. Black miró sorprendido, repitió el nombre pero ella no estaba. Después de la reunión el se dirigía a la casa de Bessie, pensando que tal vez el padre alcohólico no le había permitido asistir, o la habrí­a golpeado tanto que no había podido asistir. En vez de eso, la encontró muriendo de neumonía. Llamó a su propio doctor, pero todos los esfuerzos resultaron en vano. Black no podía dejar de pensar en el sentimiento que había recorrido su ser cuando pasó lista, y Bessie no contestó. Pensó en cómo iba a ser en el Cielo cuando se pase lista y !OH qué tristeza será que haya quienes no tengan sus nombres escritos en el Libro de la Vida! Black era director de canto, y deseó tener una canción que impresionara esta verdad en los corazones de los jóvenes de la clase dominical. Pero no podía encontrar ninguno. Más tarde ese mismo día se inspiró y escribió el mismo un canto. Se sentó en el piano, y sin esfuerzo todas las palabras le vinieron a la mente. La melodía surgió de la misma manera. Sintió que era solo un escribiente -no se animó a cambiar ni una letra ni una palabra. El canto se cantó por primera vez en el funeral de Bessie. Black explicó las circunstancias que lo llevaron a escribirlo. Nunca pudo olvidar el efecto que tuvo sobre la gran audiencia de amigos que asistieron. El Señor había llamado al descanso a la pequeña Bessie, pero en su lugar les había dejado un himno que les recordara - nos recordara - a todos que debemos estar preparados para ese gran día cuando se pase lista. “Cuando suene la trompeta en el día del Señor, su esplendor y eterna claridad veré; cuando lleguen los salvados ante el magno Redentor, y se pase lista yo responderé. Cuando allá se pase lista cuando allá se pase lista cuando allá se pase lista y mi nombre llamen: yo responderé."

ESTAR EN SILENCIO ANTE EL SEÑOR

En realidad no vivimos con frecuencia en silencio, como podemos comprobar en un centro comercial a menudo ponen música y en el trabajo también, quizás cuando uno estudia también se pone la música; pero si nos desplazamos a dar un paseo por el bosque, entonces podemos percibir el silencio, nos damos cuenta de la gran quietud que reina en el lugar.

Cuando estamos junto al Señor, ¿percibimos ese silencio?; estar en silencio ante Dios es muy importante.

Hemos de entender que somos insignificantes ante la grandeza del gran Creador de todas las cosas, que somos algo minúsculos entre los millones de gentes y él el eterno y todopoderoso.

Estar en silencio ante el Señor, es percibir que nos quiere decir algo; El Señor habló no a Elías en un poderoso viento ni en un terremoto, sino en un susurro apacible y delicado.

Por más que nos anticipemos al alba, le busquemos temprano, nos quedamos fijos y sólo puedes guardar silencio y gemir acalladamente por aquello que roba nuestra paz.

Queremos sentir el calor de su abrazo, escuchar la dulzura de sus palabras, el silbo apacible de su presencia, ser saciados de agua y pan celestial y sólo encontramos silencio, vacío, hambre y sed. Esto resulta un poco contradictorio si pensamos que El ha dicho "me encontrarás al buscarme, si me buscas de todo corazón, ... venid a mí los que estáis cansados y cargados y Yo os haré descansar, ... al que viene a mi yo no le hecho fuera..., pedid y se os dará, buscad y hallareis...".

Es entonces cuando encontramos una intersección en nuestro camino y donde decidimos si olvidamos la palabra que Dios ha puesto en nuestro corazón y nos dejamos llevar por las circunstancias; o nos llenamos de coraje y decidimos creer a Dios y obedecerle por encima de las circunstancias, por convicción y seguir nuestro caminar como viendo al invisible, es cuando nos decidimos obedecerle a pesar de, "así Jehová me matare en El esperaré" como lo expresa Job 13:15, y aunque no le sienta ante El me presentaré, por disciplina, por persistencia. Me pregunto, por qué tanto silencio de Dios cuando más necesitamos escuchar su dulce voz, por qué el frío en su presencia cuando más necesitamos sentir el calor de su abrazo, ... qué desea Dios de nosotros cuando sólo podemos expresar gemidos acallados y no tenemos fuerza para levantarnos. En eso recordamos que "bástate mi gracia que mi poder se perfecciona en tu debilidad", que Dios quiere ver lo que hay en nuestro corazón, que nos acordemos del camino que hemos tenido que atravesar para heredar nuestra tierra prometida, para que una vez que entremos en posesión de ella no nos olvidemos de El y de que somos polvo,

Pero lo mejor de todo es que Dios desea que cuando estemos en el desierto clamemos a El aunque no podamos, que no le demos sacrificio que no nos cueste nada, que desde el desierto o desde el Jordán, así no podamos pronunciar palabra alguna nos acordemos de El, de su poder, de su señorío, de su gloria, de que El reina, por tanto la tierra puede regocijarse; y entonces... nuestro corazón será recto delante de El, entonces por la humildad y el temor a El nos rodeará honra, vida y riqueza (Prov.22:4), y subiremos, pues, del desierto ungidos como lo expresa Cantares 3:6-11, como columna de humo, sahumados de mirra y de incienso y de todo polvo aromático, rodeados de su protección divina. Cuando te encentres así, y sientas que desmayarías si no creyeres que verás la bondad de Jehová, mejor aguarda a Jehová, esfuérzate y aliéntese tu corazón, sí... espera a Jehová porque El es la fortaleza de tu vida, El enviará su luz y su verdad y estas te guiarán, aunque no lo percibas, sabes porqué??, porque pese a la oscuridad El es luz y nos iluminará, pese a que no le sintamos el está allí en y junto a nosotros (as), porque así lo prometió, y además prometió saciarnos del bien de su santo templo, Jesús es el Pan de Vida, la fuente de agua inagotable, el nos ama y honrará su palabra que nos ha dado. Aunque no sea ahora su respuesta, "aunque no lo veas, no lo sientas ni escuches su voz, y todo parezca tan desierto con nosotros esta nuestro Dios, porque su misericordia es inmensa, eterna y nada la detendrá", nos persigue de continuo, la tierra está llena de su presencia, de su gracia y de su gloria pese a ti y pese a mi. Pero sólo heredamos esto con un corazón manso, humilde y sencillo, contrito y humillado, porque quien podrá estar frente a El y mantenerse en pie???. No somos más de lo que El es nosotros, no tenemos nada más que a El, quien es nuestra heredad, la porción de nuestra copa y quien sustenta nuestra suerte, y lo único que tenemos en los cielos, es lo que realmente nos pertenece y a quien realmente pertenecemos, nos compró a precio de sangre, ya no somos nuestros, somos ovejas de su prado, no somos nada sin El, el es todo para nosotros... "Yo sé que mi redentor vive y con el me levantaré, aunque mi carne fuere deshecha, con mis ojos veré al Señor..."