1 oct 2007

Nuestra historia como iglesia...

La historia de las iglesias en el mundo, es como la "macro-historia" de un hombre o de una mujer que se ha entregado al Señor y han intentado vivir los principios que dimanan de las Escrituras.

Un día, unas personas descubrieron la Salvación a través de Cristo Jesús, muchas otras vivieron también ésta experiencia en otros lugares de nuestra geografía.

Al igual que un individuo que ha creído en el Señor pasa por momentos de euforia y de crisis; las iglesias bautistas pasarían por tiempos de avivamiento, y por tiempo de estancamiento, es solo a través de estos estados, cuando se produce la madurez y la estabilidad necesarias para el perfecto funcionamiento; requisitos indispensables para poder hacer mella en un mundo que no estima a Dios.

Tal fue el caso de aquél Esteban; o de aquel Felipe que predicó el evangelio a un etiope para que más tarde llevara el evangelio a África. Nuestra historia como la de otras muchas iglesias que conocemos, son el producto de una iglesia como la que mandó a Bernabé a Antioquía para que conocieran al Señor; o Pablo, que compartió sus creencias y fe por todo el mundo.

En definitiva, la obra evangélica de la que formamos parte los bautistas de ésta ciudad de Novelda es la efervescencia de aquel Jesús que en la cruz comenzó una nueva historia, un nuevo reino compuesto por un “Pueblo” redimido que llama a más pueblo a la redención.

Por todo ello hemos querido escribir la historia que con todos estos hechos, dio cuerpo a lo que hoy es la obra evangélica bautista en la querida ciudad de Novelda.

La Obra empezó allá por los años 50, concretamente en el año 1952, es decir hace 50 años, una mujer llamada Ceferina Verdú Pastor, madre de un actual diácono de esta iglesia, entró en contacto con el entonces pastor D. José Bonifacio Andrés, que por esos tiempos también visitaba y predicaba en la localidad vecina de Aspe (a 5 km. de Novelda); ésta mujer solía desplazarse caminando hasta Aspe par escuchar los mensajes de D. José, pues le gustaba mucho oir la Palabra de Dios.

Un día, le propuso al pastor predicar también en Novelda, en su propia casa, asegurándole que invitaría a sus vecinas y amigas para que pudieran escuchar la Palabra de Dios. Hubieron por aquel entonces, muchos testimonios de fe en Jesús.

Tampoco queremos dejar en el olvido a tantos hermanos fieles que componen ésta congregación que en los momentos más difíciles por los que se pasaron con su fidelidad y lealtad apoyaron con gran esfuerzo tanto material como espiritual, a que el evangelio siguiese adelante a pesar de todo, estamos seguros de que sus nombres quedarán reflejados en el HABER, del testimonio.

A continuación de D. José Bonifacio, tomó las riendas de la obra, D. José Luis Barba Lafuente, también pastor de la iglesia de Elche, durante su pastorado fue cuando se adquirió una casa cedida por un hermano de la congregación, la cual fue acondicionada para celebrar cultos y reuniones, pasados unos años, el pastor Barba, tras enfermar, tuvo que dejar el ministerio del pastorado.

Por aquel entonces varios hermanos de ésta congregación y por causa de trabajo, tuvieron que emigrar a otros países y como consecuencia de ésta disminución de los miembros, la Obra en esta ciudad se estancó durante algunos años.

Poco después se hizo cargo de la Obra en Novelda, el pastor D. Luis Campillo, quien por circunstancias que no vienen al caso, no pudo continuar por mucho tiempo en Novelda.

Más tarde de forma esporádica se hace cargo de la Obra el que fue pastor (por después, jubilado) de la iglesia de Alicante, D. Luis Hombre, quien falleció pocos años después, nuevamente se quedaron sin predicador que atendiera éste punto de misión; de vez en cuando algunos hermanos diáconos de Elche, se desplazaban hasta Novelda para tener a su cargo la responsabilidad de las predicaciones, alternando con otros pastores invitados.

Fue entonces cuando la iglesia de Elche invitó al pastor misionero alemán Rainer Sörgel, quien aceptó la invitación; compartió la Palabra en ésta iglesia por espacio de siete años, al término de los cuales marchó de nuevo a Alemania para cursar los estudios necesarios para formarse como profesor de teología en un seminario español, con lo que nuevamente, la iglesia de Novelda volvía a quedarse sin pastor.

A continuación, es invitado a predicar y a hacerse cargo de la Obra, el hermano Juan Andrés Chacón Alfaro, hasta entonces miembro de la Iglesia de Alicante, y desde entonces y hasta el día de hoy, pastor de ésta iglesia; la Obra en este lugar es muy costosa ya que es una ciudad con muchas raíces católicas, aunque tan sólo sea de nombre.

En mayo de 2005, tuvo lugar una campaña de evangelismo en una plaza de ésta localidad, la cual trajo mucha bendición de parte del Señor y como resultado de la misma, hubo un avivamiento en la congregación y mucho ánimo de trabajar para el Señor.

El mes de octubre del 2006, el pastor Jorge Juan Pastor, se hace cargo como pastor interino de la iglesia de Elche (actualmente sin pastor), crea en él, mucho interés la marcha de la Obra en Novelda, por ser punto de misión de Elche, y acuerda que, al obrero que está haciéndose cargo del punto de misión, se le reconozca, con la autoridad que da la Palabra de Dios, apto para desempeñar firme y fielmente el ministerio de pastor de ésta congregación con plena dedicación; posteriormente, tras una asamblea en Novelda y más tarde en Elche fue aprobada ésta moción por unanimidad y sobre todo por voluntad de Dios.

El pastor Jorge nos comentó que, debido a la escasez de pastores y al problema de la cuestión económica de una iglesia pequeña como ésta, en la que no se puede tener un pastor a pleno tiempo, nos dijo que pondría el asunto en oración y que ya se buscaría una solución.

Como resultado de todo ello, y como ya se ha comentado antes, el día 8 de julio de éste mismo año, fue nombrado a Juan Andrés Chacón Alfaro, como pastor oficial de la iglesia de Novelda; el cual sea dicho de paso, también colabora como predicador en la iglesia de Elche.

El Señor tiene todavía mucho trabajo que hacer en ésta iglesia y en ésta ciudad; sobre todo, para que sepan que aquí hay un lugar donde se reúnen sus hijos y se proclama el Evangelio.

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